Incidencia Delictiva

Silvano Aureoles Colón

J.Luis Seefoó Luján

Durante años, el núcleo duro de la dirección del gobierno estatal ha sostenido que los homicidios dolosos están vinculados, principalmente, a la convivencia social.

José Martín Castro Godoy (Procurador, colaborador central del Comisionado Castillo Cervantes), Juan Bernardo Corona Martínez (diputado, secretario de seguridad, presidente del PRD en Michoacán), Pascual Sigala Páez (diputado Federal  LIX Legislatura; asesor Senado; presidente de la Mesa Directiva LXXIII Legislatura
coordinador de asesores), Adrían López Solís (coordinador de campaña de Silvano, secretario de gobierno, diputado, fiscal) y el propio Silvano, siempre estuvieron “convencidos” de que los asesinatos intencionales eran resultado de la interacción social, familiar. En la voz del finado José Martín llegaron a ejemplificar su razonamiento con frases de este tipo: el yerno mata al tío; el cuñado al suegro, en un ambiente de juego de fut bol  hay riñas … y no podemos tener un policía cuidando todos los encuentros deportivos.

No obstante la fidelidad a la tesis de la convivencia social, como caldo nutricio de los homicidios, y pese a la enorme influencia de  José Martín en el gobierno estatal, recientemente Silvano expresó: “quizá un 80 por ciento o más de los delitos que se conocen, sobre todo en los homicidios, están vinculados a hechos delincuenciales cometidos por delincuencia organizada” (Contra Muro, 6-07-2019). Algo similar declararon el nuevo fiscal, Adrían López y Carlos Herrera Tello, secretario de gobierno: Un alto porcentaje de  homicidios está vinculado con el narco.

Así, Silvano Colón “descubrió” nexos entre homicidios y narcotráfico.

¿Por qué el viraje conceptual? Pensando sin prejuicios, el cambio es resultado de las investigaciones demográficas y criminalísticas de la autoridad, pero los expertos nacionales y extranjeros siempre coincidieron en un fuerte incremento de los homicidios, sobre todo a partir de 2011, conectado con el crimen organizado. De esos estudios, las autoridades estatales tenían (tienen) conocimiento.

El cambio de óptica permite “cargarle la mano” a AMLO: son asuntos federales, no del orden común. No en balde, Juan Bernardo, el que fuera hace días secretario de seguridad, ahora se lanza furibundo contra la autoridad federal por las fallas en materia de seguridad. No ex culpo al gobierno central, no digo: “vamos muy bien con la guardia nacional”, sólo advierto que estos políticos michoacanos han transitado de un puesto a otro (de alta responsabilidad y buenos sueldos) sin resultados favorables en inhibir o resolver la violencia que lastima a miles de familias.

Silvano Lombroso

Sin pensar en las erróneas tesis de Cesare Lombroso (Italia, 6-11-1835 / 19-10-1909), el señor Aureoles Conejo incursionó en los factores criminógenos del clima, la orografía, el grado de civilización, la densidad de población, la alimentación, alcoholismo… Bueno, en realidad, por sus ocupaciones (y por un  poco de respeto hacia la criminalogía), Silvano sólo se atrevió a afirmar: está comprobado que la temperatura influye; a más calor, más homicidios.

Habrá que aceptar que en su calidad de gobernador puede  llegar a niveles declarativos aún más increíbles.

Lombroso, en su idea del delito como resultado de orden genético, observable en ciertos rasgos físicos o fisonómicos de los delincuentes habituales (asimetrías craneales, determinadas formas de mandíbula, orejas, arcos superciliares), generó una tipología en la que veía como potenciales criminales a razas y pueblos “no occidentales”.

Transferir la responsabilidad a otros

La atribución causal entre  convivencia social y  homicidios no es resultado de la ignorancia o descuido  de José Martín, Juan Bernardo, Sigala ni López Solís, el punto es resbalar la responsabilidad. Godoy Castro (o sea, el finado José Martín) llegó a afirmar: el 10% de los homicidios están conectados con el narco y de eso nos encargamos nosotros, pero del 90% causado en la convivencia social tienen que ayudarnos las familias.

Recién escuchamos una versión similar en voz de  La comisionada de Seguridad de Morelia, Maribel Julissa Suárez Bucio quien reconoció que los homicidios dolosos representan un tema álgido para la ciudad, sin embargo, dijo: no todos están vinculados con la delincuencia organizada, sino a crímenes pasionales (…) Estamos viviendo una situación muy complicada en el tema de adicciones, son temas en donde quien tiene que rendir cuentas es el área de salud porque es un tema de salud pública, y sin duda nos impacta en seguridad (Quadratín, 14-08-2019; 90 grados, 15-08-2019; Contra Muro 18-08-2019).

¿Crímenes pasionales que debe entender y atender  Yolanda Vargas Dulché, la “doctora Corazón o Corín Tellado? Homicidios que al relacionarse con la adicción de personas consideradas  pacientes -y parte de un problema de salud-, entonces deben ser abordados por la Secretaría de Salud, el IMSS, o ISSSTE, para los CIJs? ¿Es su responsabilidad?

Es frecuente -y penoso- observar el manoseo de conceptos: en el estado (Silvano) se argumenta que al ser delitos federales, le corresponde a AMLO resolverlos; o, al ser la seguridad pública un deber del gobierno municipal, entonces toca a Martín Samaguey. Enseguida, los municipios replican: si el estado ha tenido el control de la policía (el mando humificado), toca a Silvano cubrir ese campo de la seguridad. Más frescas son las aseveraciones de todos los políticos: los ciudadanos no deben ser atenidos ni esperar todo del gobierno: ¡deben cuidarse! Sin contar con armas ni excederse en la legítima defensa

No es la causa única, sí la principal

Sin desconocer la alta propensión a la violencia, es excesivamente tendencioso atribuir tanta muerte a las pasiones, a los enojos por el futbol o a los desacuerdos familiares. Por los mecanismos, la secuencia, grupo de edad, tipo de armas empleados en los hechos violentos registrados en Zamora-Jacona, hay evidencias que en la mayoría de los casos se trata de ejecuciones.

A nivel nacional, del tramo temporal más estudiado, 2006-2017, los homicidios dolosos pasan de 11,806 en el año 2006 a 22,852 en 2011 y a 25,339 en 2017. En cada uno de ellos, los crímenes conectados con el crimen organizado y el narcotráfico fueron 2,119 (20%), 16,987 (74%) y, 18,989 (75%), respectivamente, según los análisis de Semáforo Delictivo, basado en la información oficial que proporciona el Secretariado de Seguridad e INEGI (Conclusión. Libertad con responsabilidad, El Financiero, 24-01-2018).

No es inocente Silvano Aureoles Colón con su “descubrimiento”  que apunta a transferir la responsabilidad a la federación.

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